martes, 7 de agosto de 2012

Volver

Hace una vida que no me detengo a dar cuenta de las cosas en este blog. La prisa, las tareas, la menudencia cotidiana... y al final, la dejadez y la pereza han podido más que las buenas (¿?) intenciones. Desde la última vez que dejé constancia de mi devenir más o menos intrascendente en esta bitácora he cambiado de trabajo, de continente, me ha nacido un hijo y me ha crecido toda una rama nueva de experiencias vitales, frondosas, con fruta dulce al paladar y sombra fresca bajo la que sentarse a apreciar las cosas sencillas. Sirva esto como breve resumen de lo que quedó por contar en su momento.

Y ahora volver. No sólo al blog. Recientemente he vuelto a muchas cosas. A la ciudad donde me crié. A la compañía diaria de familia y amigos de siempre. A ciertos lugares y rutinas pequeñas que resuenan con el eco de lo muchas veces repetido y ahora recobrado. Camino por un pasillo del metro de Madrid en conexión entre líneas y vuelvo a ser la adolescente que surca el suburbano con cierto aire pionero. Doblo la esquina de la Gran Vía con Callao y vuelvo a tener veintidós años, camino de la SER una noche cualquiera de invierno, parando a cenar un contundente menú del día en El Botero que me dé energías para aguantar el largo turno de informativos de la noche. Aprieto el carrito del bebé en interminables paseos por Leganés para conjurar el sueño del pequeño y soy de nuevo niña, colgada de la mano de mi madre recorriendo el camino de casa a la tienda y de la tienda a casa.

La confusión que siempre despertó en mi lo de vivir "entre dos" se remansa ahora en esta vuelta al núcleo íntimo y cotidiano del paisaje vital primero.  Quizás he recobrado una conciencia más exacta de la niña, la adolescente, la universitaria que fui al mirar mis recuerdos superponiéndolos sobre el fondo en el que se crearon. O puede que mi vivencia de este reencuentro interior sea consecuencia de la propia extranjeridad que arrastro -- al fin y al cabo me observo desde la perspectiva ganada con la distancia, de alguna manera una extraña que mira con curiosidad un panorama familiar, pero no necesariamente propio. En cualquier caso, volver es mucho más que retomar desde el punto en que lo dejé. Volver es tratar de reconciliar lo que traigo en las maletas con la memoria de lo que fui.  No es poco, volver.


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