miércoles, 9 de julio de 2008

Verano en el Bronx

Aprovechando que Jos'e Antonio Maldonado se va prejubilado a casa en el 'ultimo expediente de regulaci'on de empleo del ente p'ublico, me quedo yo con los cinco minutos del tiempo. Lo que nos gusta hablar del tiempo, por cierto. A m'i como a la que m'as. Probablemente lo haya'is notado; ya lleg'o el verano, ya lleg'o la fruta, etc'etera. En el Bronx tambi'en. Aqu'i el calor es h'umedo y urbano. Alquitr'an caliente. Pieles brillantes de transpiraci'on dosificada. Boca que trepa en el aire para alcanzar un improbable bocado de aire sin usar.

'Ultimamente me han entusiasmado un par de detalles del verano en el barrio (y eso quiere decir que aqu'i os los planto):

Las luci'ernagas Nunca hab'ia visto tantas como aqu'i. Cae la noche y las cunetas titilan. Con el fresco del atardecer, el parque hierve en chispas ef'imeras. Si ves alguna de cerca cuando a'un hay luz te das cuenta de que es una especie de mosquito grande y desgarbado. Al bajar el sol su vuelo err'atico queda puntuado por destellos de luz intermitente que dejan un mensaje en c'odigo morse pintado en la noche. Y adem'as tocan en orquesta. No ves una luci'ernaga; ves una detr'as de otra. Los ojos van hacia el 'ultimo punto de luz y de 'este pasan al siguiente, con un ritmo propio y cambiante.

Los ices (pronuncido aisis por la poblaci'on latina, sus principales consumidores y proveedores) En las aceras m'as transitadas han aparecido carritos con sombrilla donde venden ices para combatir el sofoco del peat'on. Se supone que son de origen italiano, pero no estoy segura. Este sorbete del pueblo es simple hielo raspado con sabor. Lo sirven en vasitos de papel pequenyos, generalmente los que se usan para el caf'e expreso. Los venden con el sabor incorporado en el hielo (coco, mango, arco iris, fruta de la pasi'on...) o como nieve virgen que se riega con siropes guardados en botellas misteriosas. Yo, que soy de condici'on m'as bien espartana, no hubiera ca'ido en esta chucher'ia, pero para eso tengo a mi costilla. Aleccionada por Adam me bajo del coche en la apretada Fordham Road y, mientras 'el espera en doble fila, pido un ice (aisi) en un puesto que hay en la acera de la armer'ia (no es el de la foto, pero para que os hag'ais una idea). Me sabe mejor el ice, desde luego, por el excepcional trato al p'ublico. Por un d'olar me vuelvo al coche con mi ice en mano sinti'endome la reina de Inglaterra. Hoy me tomar'e uno a vuestra salud.


lunes, 7 de julio de 2008

Perritos calientes para el 4 de julio

7 de julio, San Ferm'in. Mozos y mozas celebran en Pamplona una tradici'on antigua popularizada hasta lo obsceno por Hemingway y los medios. Aqu'i tambi'en hay tradiciones m'as o menos antiguas y bastante m'as obscenas. Es el caso del concurso de comer perritos calientes que cada 4 de julio desde hace 100 anyos eleva el esp'iritu de los estadounidenses y les recuerda que la independencia del imperio brit'anico les permite, entre otras cosas, hacer este tipo de guarrer'ias con total libertad. Aqu'i ten'eis la retransmisi'on (parte 1 y parte 2)

En esta edici'on, la m'as emocionante que se recuerda seg'un los entregados reporteros que retransmitieron este peculiar acontecimiento, el japon'es pequenyito y el americano sanote tuvieron que ir a los penaltis para desempatar. No digo c'omo acaba por si le mato la intriga a alguien... Lo que s'i hay que decir es que esta gente se come unos 60 perritos calientes en 10 minutos y que da bastante asco. Si est'ais pensando en empezar una dieta de cara a la operaci'on bikini, estos v'ideos pueden ayudar.