lunes, 2 de junio de 2014

De vuelta

Vivir es ver volver. De nuevo se me pasa un año y pico sin escribir en esta esquina. De nuevo un hijo más. Un corazón de mudanza. Nuevos retos, nuevas prisas. Cambios de todo tipo... hoy sin ir más lejos nos ha abdicado el rey -- o eso ha anunciado.

Sirva esta humilde entrada para volver a comprometerme con este blog. Otro empujoncillo a esto de dar fe de vida.

miércoles, 27 de febrero de 2013

¿Cómo repartimos los amigos?



No, no estoy pensando en cómo dividirse el expolio de amistades y afectos compartidos tras una ruptura sentimental. A lo que me refiero es a los bolsillos bien separaditos en los que una empieza a categorizar los amigos cuando le crecen circunstancias vitales varias. Particularmente, cuando tiene hijos.

Surge la especialización, talmente como si estuviéramos hablando de división del trabajo. Y no se trata de una maniobra egoísta con la que alinear ciertas personas a ciertas necesidades propias –aunque quizás un poco de eso también haya. De lo que realmente se trata es de que cuando prevés que el tema va a ir de hijos hay que proteger a los que están en otra fase personal para no aburrirles irremediablemente. Y protegerles puede significar no incluirles en esa reunión concreta si van a estar en minoría. Porque lo que a unos padres les puede parecer apasionante y darles conversación durante horas al resto de la humanidad se le puede resumir en un titular tipo: “minuto-y-resultado-mi-hijo-está-aprendiendo-a-hacer-caca-en-el-orinalito”. Sin más.

Por eso creo que somos much@s los que al pensar en un acto social (sí, tomar un café es un acto social) nos planteamos si vamos con prole o sin ella, si la misma será o no centro de la conversación y, en consecuencia, quién es público objetivo para tal ocasión. Y luego sí, que la vida no se acaba con la prole y hay otras muchas circunstancias en las que cuantos más mejor, e incluso otras en las que es preferible evitar a otros padres y madres en situación similar para que la interacción fluya por otros derroteros y podamos sacar a relucir otras facetas, aunque sea por un rato.   

How do we divide up our friends?



I am not referring to distributing the plundering of shared friendships and acquaintances after a break up. What I am talking about is the separate pockets you start using to categorize friends when your life circumstances change --namely, when you have children.

Specialization occurs, as if talking about division of labor. This is not about a self-serving maneuver to align certain people to certain needs –although there may actually be something of that. What I really mean is that when you foresee that children will be the topic you feel the need to protect those who are in a different phase of their lives to spare them the suffering. Protecting may actually imply not including them in a particular get-together when they will be outnumbered. Because what can be fascinating for parents and keep them talking for hours will be easily summarized for the rest of humankind with a quick headline such as: “fact-is-my-child-is-being-potty-trained.” Period.

This is the reason why I believe it is many of us who when thinking of a social gathering (yes, meeting up for coffee is a social gathering) consider whether to go with or without the offspring, whether they will be the center of the conversation and, accordingly, who is target audience and who is not. And then, surely, since life goes beyond the offspring, there are many other circumstances when the more the merrier, and even some others when you are better off avoiding other parents in your situation to allow the interaction to flow freely so you can actually operate as something different than a parent, at least for a while.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Round trip bio


Again we drill a tunnel to connect the life in Madrid and the life in New York using a plane as the stainless steel drill bit. Relatives, friends, landscapes, yesterday routines come to meet us. The city greets us at night, big and cold and familiar as a pair of shoes broken in a while ago. Resuming. Walking the streets that were the backdrop of our days with a mix of nostalgia and enthusiasm when finding everything where it belongs. Noting the small changes and thinking of the slow progress of the tectonic plates that goes unnoticed in the daily experience. Trying to concentrate into tight bubbles the moments shared with our people here to compensate, as much as possible, for the long absence. Tasting the sharp cold and the thin snow. Planning with military precision where to do lunch and dinner for the next 10 days. Showing off the child –grown, untamed, perfect…

This visit means taking a glimpse of an intimate corner of the personal history. Round trip.

Biografía de ida y vuelta


Volvemos a taladrar un túnel entre la vida de Madrid y la vida de Nueva York con la broca de acero templado del avión. La familia, los amigos, los paisajes, las rutinas pasadas salen a nuestro encuentro. La ciudad nos recibe de noche, grande y fría y cotidiana como unos zapatos domados hace tiempo. Retomar. Pasear por las calles que fueron el panorama del día a día con una mezcla de nostalgia y entusiasmo por encontrarlo todo en su sitio. Fijarse en los pequeños cambios y pensar en el lento avance de las placas tectónicas que pasa desapercibido en la vivencia continuada. Intentar concentrar los momentos compartidos con los de aquí en borbotones apretados para compensar en lo posible la larga ausencia. Saborear el frío cortante y la nieve fina. Planear con precisión militar dónde comer y cenar los próximos 10 días. Enseñar con orgullo al hijo, crecido, indomable, perfecto…

Esta visita es asomarse a un recodo íntimo de la historia personal. De ida y vuelta.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Tras Newtown, la responsabilidad de actuar

Poco puedo añadir sobre la tragedia de Newtown, Connecticut. Sólo pienso en el sinsentido, en los inocentes arrebatados y en el abismo que acecha a las madres, los padres, los hermanos, los abuelos, los amigos, los compañeros de clase, los profesores... ahora en el sopor espeso de los fármacos, pero conscientes de que su dolor será aún más vasto cuando tengan que asumir que de esta pesadilla no se despierta.

No es fatalidad. No es un lamentable episodio fruto de un trastorno mental. No es una noticia de impacto destinada a ser reemplazada en la agenda de los medios en los próximos dos o tres días. Es un aldabonazo.  Los estadounidenses deben (o debemos) sentir estas muertes sobre nuestra conciencia y aceptar la responsabilidad que nos toca por haber permitido que esto ocurra.

Comprar un "arma legal" (un oxímoron en sí mismo) en los Estados Unidos es más fácil que abrir una cuenta bancaria, conseguir un volante para el médico o apuntarse para votar... es más fácil que casi todas las actividades cotidianas que se me ocurren. Hay gente con problemas, gente con desórdenes mentales, gente que por una razón u otra explota y se le va la pinza, hay gente que simplemente es mala. Si las normas legales y sociales por las que nos regimos ponen las armas a disposición de cualquiera estamos capacitando a esa gente para que se vuelva contra la sociedad con los cartuchos cargados.

No podemos hacer nada por las víctimas de Newtown. Poco consuelo podemos ofrecer a sus familias. Pero podemos evitar que ocurra de nuevo. Los estadounidenses deben (debemos) coger el teléfono y llamar a congresistas y senadores. Organizarnos para decirle alto y claro al gobierno que no se trata del derecho a tener armas según lo dispuesto hace más de 230 años, sino del derecho a saber que nuestros hijos están seguros hoy cuando los mandamos al colegio. Ay de nosotros si repetimos las mismas palabras de duelo gastadas y continuamos con nuestras vidas. Porque ocurrirá de nuevo. Y si no somos las víctimas en esa ocasión seremos, por nuestra indiferencia, cómplices y culpables.




After Newtown, our responsibility to act


Little can I add about the tragedy in Newtown, CT. I only think of  the senseless violence, the snatched innocents, and the abyss lurking the mothers, fathers, siblings, grandparents, friends, classmates, teachers... who right now, in their drug-induced sedation, already know that the pain will be even larger once they come to terms with the fact that they will not wake up from this nightmare.

It is not misfortune. It is not the terrible outcome of a mental disorder. It is not a piece of impactful news doomed to be replaced in the media agenda over the next two or three days. This needs to be a fist on the table. Americans must feel these deaths over their (or our) conscience and accept their (our) share of responsibility for having let this happen.

Buying a "legal weapon" (kind of an oxymoron in and of itself) in the US is easier than opening a bank account, getting a referral to see a doctor, registering to vote... it is easier than almost all everyday chores I can think of. Some people have issues, some people are mentally ill, some people for one reason or another snap and go nuts, some people are just plain evil. If the legal and societal norms we live by make weapons so readily available we are enabling those people to turn on society with loaded guns.

We cannot do anything for the victims of Newtown. We can do very little for their families. But we can stop this from happening again. Pick up the phone and call your representatives. Get organized to let government know that this is not about the right to bear arms as described some 230 years ago, but about the right to know that our children are safe today when we send them to school. Shame on us if we just repeat the same wasted mourning words and go on with our lives. Because this will happen again. And if we are not the victims, we will be accomplices, and ultimately guilty of the crime.