Esperanza Aguirre
ha anunciado que quiere facilitar
la implantación de la jornada continua en los colegios de la Comunidad de
Madrid. Actualmente, casi la mitad de las escuelas públicas ya siguen el formato
intensivo de 9 a 14 horas, pero hasta ahora la decisión de adoptar este horario
lectivo continuado tenía que ser aprobada por el consejo escolar por mayoría absoluta
en una votación en la que al menos dos tercios de los padres votaran en persona.
La presidenta propone ahora acelerar los trámites y rebajar los requisitos para
tomar esta decisión.
Podría parecer un
tema menor entre la marabunta de plagas bíblicas que nos acechan, pero no lo
es. Las familias que día a día tienen que jugar al tétrix para tratar de
cuadrar la logística de horarios escolares y laborales lo saben bien. ¿Cómo es
posible que en un país donde los adultos tienen jornadas laborales que
frecuentemente se extienden hasta pasadas las 8 de la tarde los niños salgan
del colegio a las 2? ¿Qué hacemos con los niños todas esas horas? Están los abuelos
pluriempleados para los que cuentan con ellos, la ayuda pagada para el que se
la puede permitir, y en muchos casos, lamentablemente, niños forzados a crecer
demasiado pronto para cuidar de sus hermanos… o directamente para quedarse
solos durante horas al poco pedagógico calor de la tele, el ordenador o la
consola.
Precisamente
cuando el empleo, si se tiene, requiere asumir mayores cargas de trabajo (y sin
rechistar), cuando los servicios sociales disponibles se adelgazan por todos
lados, y cuando se nos piden más esfuerzos y más impuestos para sacar adelante
al país (¿?), precisamente ahora, digo, vienen a decirnos que la escuela pública
sólo ofrece un horario claramente incompatible con el puesto de trabajo del que
dependemos.
¿Cuál es la
alternativa? Evidentemente, dejar el puesto de trabajo es una opción suicida con la que está cayendo. Externalizar nuestras responsabilidades como
padres y madres a terceras personas es no sólo doloroso, sino en muchas
ocasiones inviable. Crear una generación que crezca con las llaves de casa
colgando del cuello y una infinidad de horas en la soledad de una casa vacía es
simple y llanamente un error de consecuencias personales y sociales
imprevisibles.
Señora Aguirre, lo
que hay que hacer es racionalizar la jornada laboral para que los padres puedan
ir a recoger a sus hijos a las 5 a la salida del colegio. Nos habríamos
alegrado si lo que propusiera fuera una jornada continua para los padres, o la
flexibilización de la jornada, o la promoción del teletrabajo, o… Lo que se nos
propone / impone, es un obstáculo más a la tan manida “conciliación” y, en
definitiva, un ataque más a la clase media española.
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